La rentabilidad del autoconsumo frente a las compañías eléctricas convencionales en la economía doméstica
Los sistemas de autoconsumo se encuentran en un actual auge de demanda debido a los múltiples que aportar a diferentes ámbitos personales y domésticos. Se sitúa a la vanguardia en el desarrollo de equipos sostenibles y responsables con el medio ambiente, ya que sus ventajas garantizan por completo la eficiencia energética en el hogar, en un intento por mitigar los efectos de partículas nocivas y contaminantes que desprenden los equipos convencionales de calderas de gas y electricidad.
El nacimiento del autoconsumo se produce en la revolución tecnológica, en una era en la que se busca una doble vertiente que se denomina eficiencia energética: por un lado, establecer el ahorro de energía en los sistemas de consumo eléctrico a través del fomento de las energías renovables, que se tratan de recursos gratuitos, inagotables y que proceden de la propia naturaleza. En consecuencia, el usuario experimenta una reducción considerable en las facturas del mes, ya que estas instalaciones pretenden que se gaste el suministro justo y mínimo durante su uso.
Es así como se pretende acabar con la sobreexplotación de recursos como el petróleo y los materiales como los plásticos, que generan esta crisis climática irreversible del presente y empezar así a crear un futuro más verde y limpio.
Cómo funcionan los equipos de autoconsumo
Debido a la rápida expansión de estos sistemas y al compromiso de las autoridades europeas en promover su instalación en las viviendas a base de subvenciones y ayudas económicas para facilitar su compra, existe una variedad bastante amplia de equipos de autoconsumo. Los más comunes y demandados por los consumidores son, sin duda alguna, los paneles solares, que recogen la radiación del Sol para transformar sus beneficios en suministro para toda la vivienda.
No obstante, es importante determinar que los paneles fotovoltaicos no siempre favorecen a todos los tipos de hogares. De hecho, en España, su demanda crece, pero no a los mismos niveles que en los países nórdicos. En esto tiene que ver el modelo de casa que diferencia a ambos supuestos: mientras que en lugares como Alemania, Suecia, Noruega o Reino Unido la población vive en casas, en las zonas mediterráneas predominan los bloques de piso.
Este pequeño detalle hace que no se puedan instalar en los exteriores de una vivienda los paneles solares, al no disponer de un espacio lo suficientemente amplio. Por este motivo, existen un abanico de posibilidades alternas al fotovoltaico, como la aerotermia, la geotermia o la biomasa. De todas maneras, como se trata de un modelo de consumo en pleno crecimiento la tecnología desarrolla funcionalidades cada vez más accesibles para cualquier tipo de hogar.
Ventajas de los sistemas de autoconsumo
La importancia, por lo tanto, de los equipos de autoconsumo presume de aprovecharse al máximo de los beneficios de recursos como el Sol, el viento o el agua para transformarlos en consumo eléctrico para el hogar. La rentabilidad de estos equipos viene en el momento en el que se analizan las múltiples ventajas que poseen estas instalaciones, ya no solo para el medio ambiente, sino para el propio usuario:
- Como bien se ha dicho en los anteriores párrafos, contribuye a la creación de un futuro limpio, verde y que reduce de manera drástica el porcentaje de Co2 en el planeta.
- Gracias a su eficiencia energética, el usuario consume una menor cantidad de energía para su vivienda al tiempo que ahorra en la factura.
- Garantizan la independencia energética, es decir, de las empresas eléctricas en la vivienda. Precisan poca corriente, por lo que no es necesario contratar una tarifa de luz para obtener el servicio.